miércoles, 28 de noviembre de 2012

Bendita inocencia




    - "Bueno bueno, se acerca la navidad y tendremos que empezar a escribir la carta a los reyes magos, ¿no?"
    - "Siiiiiiiií." Salta feliz mi pequeño salvaje.
    - "Pues a ver cariño, ¿que rey te gusta más?"
    - "¿A mí? Uhmmmm ¡El que no tiene barba!"


    Deberíamos rescatar nuestros ojos de niño de vez en cuando.
    ¿No creéis?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Capacidad

   



    Sólo si todos fuéramos discapacitados dejaríamos de serlo.
    El mundo dejaría de tener obstáculos si todos los sufriéramos.

    Un buen amigo sometido a una intervención de cirugía estética por un malformación en la cara me comentó una vez que él no tenía ningún problema para relacionarse por su aspecto, que eran los demás los que no se relacionaban con él. La discapacidad es un concepto creado por los demás hacia personas que se consideran (y son) normales. Es un sentimiento del prójimo hacia tí más que de uno mismo.

    La noria de la vida lo mismo te regala unas muletas que te quita un brazo o un sentido o te sienta en una silla de ruedas, de forma temporal o permanente,... y es entonces cuando nos damos cuenta de la cantidad de discapacitados que hay:  personas que dicen retirar barreras arquitectónicas sentados en su cómoda butaca del ayuntamiento no estando capacitados para ese puesto, compañeros cargados de cinismo y prejuicios que no están capacitados para trabajar con personas como tú, vecinos que no tienen capacidad para tenerte como amigo... y en definitiva todas esas personas que viven en este mundo tan plural con una discapacidad emocional para relacionarse con los demás digna de certificación.

    Desde aquí mis condolencias a todas aquellas personas que (al igual que yo) han sentido alguna vez sus diferencias como algo antisocial debido a la discapacidad ajena.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Paciencia

   


    Si hay una hora en la que consigo amansar al pequeño salvaje es la de dormir. Bueno lo de conseguir es una forma de hablar porque los 60-90 minutos no me los quita nadie. Y es que si no le ayudo a relajarse es imposible que se duerma sin saltar, correr, bajarse de la cama, dar volteretas, lesionarse varias veces... hasta horas intempestivas. Hemos probado de todo. Os aseguro que si la famosa Supernanny fuera su madre no sería ni famosa, ni súper, ni nanny.

    Hace unos días el guapo que vive conmigo (dícese del padre de la criatura de marras) intentó calmarle. A los cinco minutos aparece en la cocina triunfante.
- "¡Ala! ¡Conseguido! Ya encontré la fórmula mágica. Cuando el niño te pida que te quedes tú te haces la loca y sales de la habitación. Sin dudar. Te vas y punto."
- "¿No me digas? ¿Y se queda?" No sé si se me quedó más grande la boca o los ojos en ese momento.
- "Perfectamente. Sin rechistar."
- "¿Y ya se ha dormido?"
- "Supongo, lleva un rato calladito". (A continuación se arrancó con un discurso de esos que comienzan con un Siesquenopuedeser)

    No sé cuanto tiempo pudo pasar: el suficiente como para sacar un lavavajillas, poner otro y hundirme la moral por los suelos. Tras un: "Anda vamos a ver la tele un rato en el sofá" nos vamos al salón y allí que estaba mi criatura, sonriente, descalzo y en pelotapicada (después de regar pijama y pañal por el suelo del pasillo) y más satisfecho que el padre un rato antes. (Confieso que me alegré por primera vez de las fechorías del cachorro). Mi guapo, en ese momento más hundido que yo, musitó un  frustado "Todo tuyo"

    Hombres...